La agricultura intensiva, la sobrefertilización y el uso de fumigantes debilitan el sistema inmunitario vegetal. Esto es un hecho que obliga a productores de todo el mundo a incrementar el control sobre sus cultivos con más ayudas externas. Haciéndolos cada vez más vulnerables y dependientes en un ciclo que no tiene fin.
La solución es fortalecer a nuestras plantas.
Darles las herramientas para que puedan adaptarse y sobreponerse mejor a las amenazas de su entorno.